Mr. Paper no se encontraba bien consigo mismo y no hacía más que quejarse.
A cualquier persona con la que se cruzaba le contaba sus penas: "cada día tengo más arrugas", "me pesan las palabras", "me está saliendo un garabato que me duele un montón", "me siento como papel mojado"...
A cualquier persona con la que se cruzaba le contaba sus penas: "cada día tengo más arrugas", "me pesan las palabras", "me está saliendo un garabato que me duele un montón", "me siento como papel mojado"...
Tal mal se sentía que decidió hacerse la cirugía.
Pero, como suele decirse, fue peor el remedio que la enfermedad: lo rejuvenecieron tanto que se quedó en blanco para el resto de sus días.
¡Vaya papelón!
Pero, como suele decirse, fue peor el remedio que la enfermedad: lo rejuvenecieron tanto que se quedó en blanco para el resto de sus días.
¡Vaya papelón!